Apartamentos Casa Karrikaburu
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Es un edificio construido de piedra con tres plantas. Su fachada está lucida a excepción de las esquinas y los marcos de los vanos y una parte en la parte inferior de la fachada. Sobre el balcón hay una placa de piedra en la se puede leer “JUAN LEIZARRAGA GRACIANA. CAMINO 1863. CASA DE CARRICABURU”. Como su nombre indica, “Carrica” (calle) y “Buru” (cabeza) en euskera, lengua de esta localidad cuyo significado es “comienzo de calle”.
Fue seguramente una de las viviendas más antiguas de esta villa, pero su origen no se puede determinar por haber sido arrasado el pueblo por las tropas revolucionarias francesas en el año 1793 y, posteriormente reconstruida a partir del año 1796.
En el primer censo de población que obtenemos de los archivos parroquiales y que datan de año 1865, aparecen como habitantes de dicha
casa: Don Juan Lizárraga de 32 años, natural de Azparren (Francia), casado con Graciana Camino de 40 años, natural de Valcarlos y sus
respectivos hijos, María, Pedro, Juan Pedro Hilario, de 5, 4 y 1 año respectivamente. En una “Carta de Pago” del 21 de Septiembre de 1894, referente a una hipoteca de 1869 a favor de Juan Lizarraga y Echart y de Graciana Camino e Iroz, la Casa de Carricaburu se describe de la siguiente forma: una casa con un corral descubierto en la calle Elizaldea, señalada con el número 1, cuya casa mide ciento sesenta y un metros cuadrados y el corral, doscientos noventa y tres metros y medio, que todo compone una sola finca confinante por el frontis con la calle indicada o camino público, entrando a la derecha con huerta de Don Miguel Echepareborda, y por los demás lados, por heredades del Señor Don Juan Pedro Aguirre, y valorada en Dos Mil Cuatrocientos Escudos. Fue una de las primeras casas en recibir el agua corriente en sus dependencias, el 8 de Diciembre de 1904. Los vecinos del casco de arriba, Don Marcelino Martín y Don Pedro Lizárraga, dueños de las casas.
Marcelino y Carricaburu, solicitan la toma del agua necesaria para el consumo en sus domicilios, aprovisionándose de la regata “Larreco-
Erreca” que transcurre por la entrada de la villa, llevándose en tubos de dos o tres centímetros de diámetro. Se impuso la obligación de no hacer uso de más agua de la necesaria, colocando llaves en sus casas para no fluir mayor cantidad. Fue una fábrica de chocolate con el nombre de “VIUDA DE J. P. LIZARRÁGA” y eran famosas sus placas de “372 gramos”. También fue una tienda de comestibles, un bazar de frontera, una mercería y droguería, una tasca, una posada. En sus salones se hicieron los banquetes municipales, los almuerzos de los ganaderos que cuando estos vendían el ganado a los carniceros locales, los tratantes provinciales o los “maquiñones” franceses, después de pesar su ganado en la báscula de la propia casa y cobrar lo acordado, dejaban una parte de la nómina en las arcas de la casa, y muchas noches después de una buena cena, se prolongaban las partidas de mus hasta bien entrada la madrugada, todo ello regado por un buen vino de las bodegas de Navarra.
Durante el mes de octubre era el centro de reunión de los cazadores que acudían al lugar para vender sus palomas torcaces recién abatidas y donde la “Gitana de Arnegui”, los restauradores del otro lado de la frontera y particulares, canjeaban las preciosas aves por buena moneda extranjera que dejaban también para que los hombres, con los sacos repletos, los transitaran a hombros a través del río Luzaide, del otro lado de la frontera esquivando los servicios aduaneros tanto españoles como franceses.
En las tardes oscuras, frescas y húmedas de los meses de noviembre y diciembre, en la cocina, alrededor del “Supazterra” (fogón en euskera)
donde ardían unos buenos troncos de madera de haya y entre el ruido que producía la “Padera” (tambor para asar castañas en euskera), el
chisporroteo de la lumbre y el crepitar de las castañas que se estaban asando, los hombres relataban las peripecias diarias en las que estaba sometida la población, dando cuenta de un buen chacolí o de una sidra casera que alegraba el corazón y diluía las penas.
Como vemos, la historia de “Casa Carricaburu” está ligada estrechamente a la historia local. Fue sede de los “Bolantes”, de donde partía la comitiva el día grande de la fiesta, después de un copioso almuerzo que daba energía para todo el día. También se reunían los “Gorris” para ver la recaudación del día y así pagar a los músicos (que eran profesionales) y con el dinero que sobraba, se festejaba con una buena comida o cena revisando los fallos y logros y preparando el próximo evento.
Otro acontecimiento que marcaba la tradición se repetía todos los Domingos o “Fiesta de Guardar”, por las mañanas, y después de “Misa Primera” generalmente a la seis de la mañana. Los hombres que acudían, compraban en la panadería de enfrente, un bollo recién hecho y todavía caliente se lo comían en “Carricaburu” acompañado de una copa de “Pacharra”, orujo de vino de no menos de 60⁰. Sin embargo, los que
optaban por ir a “Misa Mayor”, generalmente a los once de la mañana, tomaban “El Caldico”, una taza de consomé, al que añadían un vaso de
vino tinto que cambiaba sustancialmente su sabor. Después de dichos “desayunos”, los jóvenes y no tan jóvenes, se dirigían al frontón donde
destrozaban las alpargatas con larguísimos y muy competidos partidos de pelota. Alpargatas que después comprarían en Casa Carricaburu.
También era lugar de encuentro de la población para hacer encargos que por no poderse desplazar, solicitaban que los hiciera mediante una
pequeña propina, el chófer de “la Montañesa” que diariamente cubría la línea Valcarlos-Pamplona llevando en su autobús, pasajeros y correo; este se hospedaba durante la noche en una habitación de “Casa Carricaburu”.
Sabemos por un acta del Ayuntamiento del 6 de septiembre de 1920 que Casa Carricaburu fue matadero y carnicería:
“Que, a partir del presente año, satisfaga Don Juan Pedro Lizárraga la suma de 150 Pesetas anuales como impuesto de veta de carne, y para
resarcirse de parte del desembolso, se le autoriza al mismo, para que pueda exigir a Doña Dominica Echeverría, como a cualquier otra persona
que se dedique a la venta de carne, 2 pesetas por cada ternero, 1 por cada cabeza de ganado lanar y 25 céntimos de Peseta por cada cordero”.
Era también lugar de reunión de los contrabandistas locales y foráneos que, entre vaso y vaso de vino, ajustaban cuentas de los trabajos
realizados y encauzaban los que se tenían que realizar. Dada su proximidad al cuartel de los carabineros, se podía vigilar el desplazamiento y dirección de las parejas de estos que salían a hacer su servicio. Los carabineros al detectar la presencia o ausencia de ciertos individuos, sospechaban y cubrían determinados pasos fronterizos. Esto no suponía un desencuentro entre defensores del fraude y los burladores del mismo: la armonía seguía siendo la base primordial de la convivencia entre ambos. Las partidas de mus entre ellos se saldaban por parte del perdedor con el pago de una pinta de vino y un buen apretón de manos. En “Casa Carricaburu” no sólo se celebraban comidas o cenas los días de bautizos, comuniones o bodas, sino que también, según la tradición local, los días de funerales o entierros en los que la familia cercana al difunto invitaba a los parientes o allegados con un ágape que a menudo se convertía en una fiesta, dada la circulación de alcohol y el encuentro de la familia que se reunía, en ocasiones muy escasas, dada la lejanía de convivencia.
Si miramos los libros de apuntes existentes vemos con asombro que esta casa fue lo que hoy podríamos denominar una “ONG” o “CÁRITAS. Dado
que, en tiempos de difícil vivencia, los lugareños se abastecían de comestibles y otras mercancías por el método de apuntes que consistía en
inscribir en una libreta la mercancía, su precio y el nombre del consumidor y esta sería pagada cuando el propietario cobrara su jornal o el ganadero vendiera algún animal. Los labradores también pagaban con los frutos de sus recursos, tanto con maíz, castañas, huevos, quesos…y sin ningún recargo.
Famoso era su “Cordero al Chilindrón” por su elaboración y su corte en pedazos muy menudos que nadie ha podido igualarlo.
LOS APARTAMENTOS DE Casa Karrikaburu
- 2 PERSONAS
- 2 CAMAS INDIVIDUALES
Apartamento Zaldizko
Preciosa estancia con habitación con cama doble, baño, salón cocina. Camas individuales con opción a cambiar por una cama doble.
- 2 PERSONAS
- 2 CAMAS INDIVIDUALES
Apartamento Bandelari
Preciosa estancia con habitación con cama doble, baño salón cocina. Con dos camas individuales con opción a cama doble.
- 2 PERSONAS
- 1 CAMA DE MATRIMONIO
Apartamento Makilari
Preciosa estancia con habitación con cama doble, baño, salón cocina. Opción a dos camas individuales.
- 2 PERSONAS
- 1 CAMA DE MATRIMONIO
Apartamento Bolante
Preciosa estancia con habitación con cama doble, baño salón cocina. Con opción a en lugar de una cama doble, dos camas individuales.
- 2 PERSONAS
- 1 CAMA DE MATRIMONIO
Apartamento Zapur
Preciosa estancia con habitación de cama doble, con la posibilidad de dos camas individuales, baño y salón cocina.
- 2 PERSONAS
- 1 CAMA DE MATRIMONIO
Apartamento Gigantepeko
Preciosa estancia con habitación de cama doble, con posibilidad de dos camas individuales, baño y salón cocina y terraza.
- 2 PERSONAS
- 1 CAMA DE MATRIMONIO
Apartamento Gorri
Preciosa estancia con habitación con cama doble, baño salóncocina.
cocina comodamente
APARTAMENTOS CON OPCIÓN A COCINA INDIVIDUAL
En Casa Karrikaburu te ofrecemos la opción de disponer de una cocina totalmente equipada solo para ti.